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Mara Gómez: una futbolista trans pionera que cambia actitudes en Argentina

Inclusión Historias de futbolistas

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"Siempre digo que lo que me ocurrió fue un sueño insospechado. Cuando comencé a jugar al fútbol en mi infancia, nunca pensé que llegaría al fútbol profesional. Fue como encontrar un unicornio. Formaba parte de una fantasía. No era real”. Hay momentos del día en que Mara Gómez todavía no puede creer que se haya convertido en la primera futbolista transgénero en jugar para su país en la liga femenina profesional de Argentina.

Han pasado ya siete meses desde su debut oficial para su equipo, el Villa San Carlos, en un partido contra Lanús, y trata de compaginar el entusiasmo de haber roto una barrera de perjuicio y discriminación, de ser una referencia para las futuras generaciones, con haberse convertido en una pionera en cuanto a los tratamientos médicos necesarios y el procedimiento para su participación.

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Durante el mes Pride (orgullo en español), Gómez ha compartido con FIFPRO los detalles de su experiencia, sus temores, sus alegrías y sus emociones como futbolista transgénero en la esfera profesional.

Tenía 13 años cuando el incipiente adolescente del vecindario La Granja de La Plata, que había sido presentado como masculino y criado como un chico, decidió convertirse en Mara Gómez. "A partir de tomar esa decisión, atravesé dos años de sufrimiento absoluto. Desde el acoso que recibí en el colegio, a cuando tuve que acudir al médico y me llamó por el nombre que figuraba en mi carnet de identidad," afirma.

"Fue muy difícil pensar que iba a tener un futuro. Todas estas situaciones me hicieron pensar que esta vida no iba a ser para mí. Tuve varios intentos de suicidio durante la adolescencia, y ahí es donde llegó el fútbol," añade.

Era una tarde soleada en el vecindario, cuando una vecina llamada Adriana Aguirre la invitó a jugar un partido en el 'potrero' que Gómez tenía frente a su casa. Allí nació una historia de amor, el símbolo de un rescate.

"Era muy mala jugando al fútbol, nunca había jugado antes. Pero me di cuenta de que el fútbol era positivo para mí, era un rescate emocional. Hoy puedo decir que el fútbol fue mi refugio, un salvavidas, un anestésico para todo el dolor que sufría diariamente".

Después de jugar para tres clubes del fútbol amateur en La Plata y la ciudad de Chascomús, en enero 2020 el club Villa San Carlos decidió incluirla en su equipo femenino. En marzo de 2020, la Federación argentina de fútbol aprobó su participación oficial en el torneo femenino, pero debido a las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus, su debut fue aplazado hasta diciembre del mismo año.

Ya en el nuevo contexto y con el sueño insospechado frente a ella, Gómez (ahora 24 años), tuvo que prepararse para afrontar nuevos retos, y sigue combatiendo desigualdades incluso en el fútbol profesional.

“Existe el mito de que, como soy una jugadora transgénero, tengo una ventaja física sobre las mujeres futbolistas”

A pesar de su entusiasmo por formar parte de la primera división del fútbol femenino, el camino para Mara Gómez no es fácil y, debido a su condición, para participar en torneos debe someterse a pruebas de testosterona, donde existe una limitación que no puede superarse. Esta práctica en sí misma puede ser sensible e intrusiva, pero ayuda que el procedimiento sea gestionado íntegramente por el sindicato de jugadores, Futbolistas Argentinos Agremiados. El sindicato facilita el centro de salud para que le realicen los análisis y la acompañe durante el procedimiento.

Sin embargo, para mantener los niveles de testosterona requeridos, Mara Gómez debe someterse a un tratamiento hormonal diario, lo que puede repercutir directamente en su rendimiento deportivo. "Existe el mito de que, como soy una jugadora transgénero, tengo una ventaja física sobre las mujeres futbolistas, y es justo lo contrario. Estoy en desventaja. Hay que comprender que el tratamiento hormonal es invasivo para el cuerpo, pues altera las condiciones fisiológicas normales que produce el propio organismo. Las desventajas son pérdida de masa muscular y de grosor óseo, además de una gran alteración en el estado psicológico y emocional. Es algo en lo que he trabajado mucho", afirma.

"Además, todavía no se ha estudiado muy bien el tratamiento hormonal en atletas transgénero de alto rendimiento. Por lo tanto, soy como un pequeño ratón de laboratorio, pues no existe un historial previo. Tampoco existe conocimiento de las distintas técnicas de tratamiento, ni de las consecuencias a medio y largo plazo para el organismo," añade.

El hecho de no tener un modelo de conducta en ninguna parte del mundo, hizo de Mara Gómez una pionera de la inclusión de las personas transgénero en el fútbol profesional y le dio la responsabilidad de allanar el camino para las generaciones futuras.

"Conocía el caso de Alba Palacios, futbolista transgénero de España, aunque ella no logró alcanzar el nivel sénior de su club. Nunca hallé modelos de conducta y por ello es difícil recorrer este camino, pero al menos eso me ha servido para comenzar a romper prejuicios acerca de las personas transgénero, a quienes siempre se nos ha asociado a la prostitución y las drogas".

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En Argentina, la vida para las personas transgénero es muy dura: la esperanza de vida es de entre 35 y 41 años, y se estima que el 90 por ciento de ellas se dedica a la prostitución para poder sobrevivir. "Actualmente no temo salir a la calle. Sé que puede ocurrirme cualquier cosa, al igual que a cualquier otra chica transgénero. Hoy, prefiero pensar que mi imagen se ha dignificado y que con mi caso he ayudado a muchas personas a cambiar su punto de vista sobre las personas transgénero. Existen personas que me han dicho que era un 'macho' y que no podía jugar con las mujeres, y hoy se disculpan y me aceptan por lo que soy”.

Gómez reconoce también que el apoyo y la comprensión de su familia cuando tomó su decisión en su adolescencia, fueron decisivos para ayudarla a hallar una nueva dirección en su vida: "Si mi familia no me hubiera apoyado desde el primer día, mi situación hubiera sido diferente. Hubiera caído en la prostitución, o me hubiera suicidado porque mi sufrimiento era máximo”.

Actualmente, a punto de completar su titulación universitaria en enfermería, es cada vez más asertiva en su función como futbolista del Villa San Carlos. Gómez espera que su ejemplo pueda ayudar a miles de jóvenes transgénero a perseguir sus sueños en relación con el deporte: "Espero darles la esperanza de que no tendrán que sufrir en el futuro para poder formar parte del fútbol. Para mí, el fútbol no es solo competitivo. Es un salvavidas, un lugar de inclusión, de socialización, de ayuda. El fútbol debe ser adecuado para todo el mundo”.