- La delantera, de 25 años, fue una de las protagonistas de la primera presencia de Panamá en una Copa Mundial Femenina de la FIFA
- A un año del evento realizado en Australia y Nueva Zelanda, rememora junto a FIFPRO sobre las condiciones disfrutadas y el premio en metálico recibido
- Hernández destaca la unión y la fuerza en la lucha de las más de 150 internacionales que, junto a FIFPRO y sus sindicatos miembro, iniciaron el reclamo ante la FIFA por mejores estándares durante el torneo
Érika Hernández es sinónimo de fútbol en Panamá. Desde que tenía apenas 5 años, cuando jugaba en la calle de su casa en Samaria con sus hermanos y vecinos, que la pelota es parte de su vida cotidiana. En 2023 ese romance llegó a su punto máximo: fue una de las 23 panameñas que jugaron en Australia y Nueva Zelanda por primera vez una Copa Mundial de la FIFA Femenina.
“Lo primero que hice cuando vi que la pelota entró fue correr y gritar hasta las lágrimas. Se me salieron porque era una gran emoción. ¡Era un Mundial!”, recuerda Érika para FIFPRO sobre el gran momento de Panamá en el torneo: el gol de Marta Cox ante Francia, que significó el primer grito mundialista de las canaleras.
Pasó un año ya de la gran cita y, junto a las postales mentales de una experiencia inolvidable, están también las de un evento que marcó un antes y un después para las futbolistas por la sustancial mejora en las condiciones recibidas. “Nosotras como futbolistas nos sentimos importantes”, describe Érika con una frase simple que resume el espíritu de esa Copa Mundial.
La delantera, que desarrolla su carrera deportiva en el Internacional de Palmira, de la Liga de Fútbol de Colombia, estudia para ser profesora de educación física en la Universidad de Panamá.
“El premio en metálico que nos correspondió por el Mundial me ayudó a pagarme la universidad. En lo económico me ayudó mucho a mí, a mi hermano, a mi familia entera. Así que creo que fue de mucha importancia”, cuenta.
“Pude arreglar muchas cosas aquí en casa. Mi mamá vende comidas los fines de semana y todos los días también. Y pude aportar para que pueda seguir con su negocio. El premio me sigue ayudando ya que gracias a Dios mis padres me inculcaron a saber administrar el dinero. Así que aún sigo ayudando y sigo aportando porque supe hacer las cosas bien”.
Más allá del dinero, la dimensión del evento que las internacionales panameñas se encontraron las sorprendió en relación a lo que ellas están habituadas.
“El escenario nos impresionó. Cuando llegamos allá nosotras no nos esperábamos esa cantidad de gente en los estadios, en los hoteles, el gran trato que nos dieron. Creo que eso nos sorprendió. Lo disfrutamos mucho”.
Para la Copa Mundial Femenina 2023, la FIFA ofreció a las delegaciones condiciones y niveles de servicio idénticos a los de la Copa Mundial masculina de Qatar, entre los cuales estaban los viajes internacionales, el nivel de viajes nacionales durante la competición, la aplicación de los conceptos de campamento base del equipo y el nivel de alojamiento. También el número máximo de componentes de cada delegación.
“Se aumentó mucho el cuerpo técnico y eso nos ayudó mucho como jugadoras, ya que una necesita masajes y todo lo demás. Creo que la cantidad de personal que llevamos nos ayudó mucho. También tuvimos buenas experiencias en las canchas de entrenamiento. Acá en Panamá antes de ir al mundial la cancha en la que entrenábamos era muy difícil ya que era muy pequeña y también tenía muchos huecos. Y era sintética, no era natural. Los profes (entrenadores) supieron utilizar la cantidad y calidad de canchas que teníamos (a disposición). También el tamaño (reglamentario) nos ayudó bastante”.
Un premio a la unión y a la fuerza de las futbolistas
La mejora en las condiciones generales y el premio en metálico para las jugadoras fue confirmado por la FIFA en junio de 2023, pero para que eso sucediera fue trascendental lo que sucedió ocho meses antes, en octubre de 2022, cuando FIFPRO, sus sindicatos afiliados y más de 150 jugadoras de 25 selecciones nacionales enviaron una carta al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, con una serie de peticiones de cara al Mundial. Fue la mayor acción colectiva jamás emprendida por jugadoras hasta el momento.
“Nosotras como jugadoras merecíamos las mejoras. Las chicas que se unieron, ese gran esfuerzo que hicieron deja un muy buen mensaje para todas ya que se pudo lograr gracias a la unión, a la fuerza, a las ganas de que cada jugadora. Esta ha sido una gran experiencia para el fútbol femenino y no sólo para nosotras, las jugadoras actuales, sino también para las chicas que vienen a futuro porque ellas merecen mejores cosas ", reflexiona Érika.
Con 25 años, Hernández se ilusiona con que esa excelencia que disfrutó pueda trasladarse algún día a su país: “En el mundial nosotras vimos grandes cosas a las que no estamos acostumbradas. Aquí en el fútbol femenino en Panamá se necesitaría mucho más esfuerzo, mucha más publicidad para que se vea un poco más y que vaya creciendo. Nuestro sindicato Afutpa nos ha ayudado mucho y estamos en la lucha por conseguir más cosas porque falta mucho por reconocer. Pero haber ido al Mundial nos ha dado un impulso”.