Jan Vertonghen es, con más de 150 partidos internacionales jugados, el futbolista con mayor presencia en la selección belga. El defensa del Anderlecht, que jugó en el Ajax, el Tottenham Hotspur y el Benfica, creó la Fundación Jan Vertonghen para que los niños hospitalizados puedan jugar y ser creativos independientemente de su enfermedad.
Por Jan Vertonghen
Todo empezó cuando iba a disputar mi partido número 100 con Bélgica. Nadie había jugado nunca 100 partidos con nuestro país, así que la gente me preguntaba qué tipo de homenaje me gustaría recibir. Aproveché la oportunidad para no recibir nada, sino devolver algo.
Estaba pensando en lo que más me apasionaba de todas las actividades comunitarias en las que participé durante mi carrera. Lo más destacado fueron las visitas que hice a la Kinderstad (Ciudad de los Niños) del Centro Médico VU de Ámsterdam cuando era jugador del Ajax.
En las dos últimas plantas del hospital habían creado un espacio especial donde los niños gravemente enfermos podían seguir siendo niños. Podían jugar, hacer ejercicio y ser creativos, y así olvidaban sus enfermedades. La Ciudad de los Niños intentaba darles una mentalidad positiva. Eso es lo que yo también quería hacer y me di cuenta de que no había nada parecido en Bélgica.
Estoy convencido de que el deporte y el juego pueden influir positivamente en el bienestar mental de los niños. Jugar al aire libre ha tenido un gran impacto en mi forma de vivir la vida y también en mi salud. Por eso quería centrarme en dos cosas: 1) inspirar a los niños hospitalizados para que jueguen y sean creativos, y 2) estimular a los niños para que jueguen más al aire libre creando parques infantiles modernos.
Para los niños es muy importante poder jugar. Yo tuve suerte. Cuando crecí, mis padres tenían un patio enorme donde mis dos hermanos y yo podíamos jugar al fútbol o al aire libre. Nos divertíamos mucho y disfruto cuando veo a mis tres hijos jugar juntos con sus amigos o primos. Pero también sé que no todo el mundo tiene las mismas oportunidades; no todo el mundo tiene un gran patio trasero y me he dado cuenta de que hay un número limitado de zonas para que los niños jueguen al aire libre.
Decidimos crear parques infantiles con equipamiento especial. Colaboramos con una empresa llamada Yalp que crea equipamiento interactivo. Me di cuenta de que la creación de estos parques infantiles era muy interesante para los municipios, ya que había prometido asistir a la inauguración de cada uno de ellos. Acabaron siendo oportunidades para poner de relieve el trabajo de nuestra fundación.
Construimos el primer parque infantil en el pueblo donde crecí, Temse, e incluía un pequeño campo de fútbol y un muro interactivo. Actualmente tenemos diez parques infantiles en hospitales, escuelas o municipios, incluido uno en la terraza de un hospital de Lieja. Y quiero que lleguemos a 15 parques infantiles a finales de año.
También intentamos estimular la creatividad de los niños hospitalizados. Por ejemplo les pedimos que pinten en las paredes, organizamos concursos de dibujo y los recompensamos con regalos como medallas, entradas para partidos o conmigo haciéndoles una visita. También organizamos torneos para niños discapacitados.
Estoy muy orgulloso de lo que hemos conseguido en tan poco tiempo y con tan poca gente. He contratado a una persona que trabaja a tiempo completo en la fundación. Y por supuesto yo también participo porque tengo bastante tiempo libre fuera del fútbol. Antes lo pasaba con mi PlayStation pero ahora que soy mayor, quiero devolver algo a la comunidad. Es mucho más fácil hacerlo como jugador activo porque puedo abrir más puertas que otros o puedo organizar más fácilmente los regalos para las subastas.
Sin embargo sigue siendo un reto recaudar dinero suficiente para todas nuestras ideas. Hemos organizado noches benéficas, en las que subastamos camisetas firmadas o cenas conmigo, por nombrar algunas cosas. Pero me encantaría tener más patrocinadores para dotar a nuestra fundación de un presupuesto anual garantizado.
Desde que regresé a Bélgica en el verano de 2022, dedico cada vez más tiempo a la fundación; de tres a cuatro días de media, hasta diez horas a la semana. Visito hospitales, me reúno con posibles patrocinadores o tengo una cena que forma parte de una subasta. De momento mi vida es el fútbol, la familia y la fundación.
Intento visitar el mayor número posible de hospitales porque me doy cuenta de que esto significa mucho para los niños. Quieren conocerme y hacerme preguntas sobre mí, los Diablos Rojos o el fútbol en general.
De todas nuestras actividades, estas visitas son las que más disfruto. Tengo que prepararme para estos momentos, ya que me encontraré con unos 20 o 30 niños con enfermedades que van desde la neumonía a las peores enfermedades que uno pueda imaginar. Estas visitas pueden ser bastante emotivas, pero intento llevar alegría a los niños y a sus padres.
Después, cuando vuelvo a casa en mi coche, tengo sentimientos encontrados. Yo mismo tengo tres hijos y no quiero ni imaginar lo terrible que pueden ser estas situaciones para esos padres. Por otro lado me doy cuenta de que estamos dando un gran impulso a estos niños simplemente estando a su lado, interactuando con ellos. Ya están contentos cuando te ven entrar en la habitación. A menudo me han dicho lo mucho que han disfrutado y que estaban deseando que llegara el siguiente encuentro. Esos momentos se me quedan grabados.
Es maravilloso ver que estos niños en el hospital o en los parques infantiles se divierten tanto gracias a nuestros esfuerzos. Cuando paso en coche por el parque infantil de mi pueblo y veo que los niños se divierten en nuestro parque, es la mejor sensación: darme cuenta de que realmente era necesario que estos niños tuvieran un parque así.
