FIFPRO decidió apartarse de las estrategias existentes, pues no creíamos en la política de tolerancia cero ni en el enfoque de talla única. Lo que deseábamos era entrar en los vestuarios, principalmente para averiguar los motivos que llevaban a los jugadores a cooperar con el arreglo de partidos, y elaborar posteriormente un programa en el que los jugadores pudieran estar informados y protegidos ante los riesgos del arreglo de partidos.
Los objetivos de este programa de información y prevención fueron aumentar la concienciación, reducir las condiciones que conducen al arreglo de partidos, y establecer redes sólidas y relevantes a nivel nacional y europeo.
FIFPRO y la UEFA han desarrollado un Código de conducta contra el arreglo de partidos, que ha sido adoptado por todas las partes interesadas del fútbol profesional europeo.
Otro fruto del proyecto Don’t Fix It fue la Guía de buenas prácticas, elaborada tras una investigación cualitativa, en la que participaron cerca de 2.000 futbolistas. Dicha guía proporciona a los sindicatos de futbolistas un sólido punto de referencia para la protección de sus miembros (los jugadores) y del fútbol en general, contra el arreglo de partidos.
