Sällström ha disputado más de 130 partidos internacionales con Finlandia y ha jugado en clubes de Suecia, Finlandia y Francia. Aunque comenzó su carrera en 2007, no ha sido hasta el 9 de marzo de este año que Linda, de 35 años, afirma haber experimentado el peor nivel de abuso de su carrera por parte de los espectadores. La delantera del Vittsjö GIK comparte sus preocupaciones con FIFPRO.
Por Linda Sällström
Sucedió durante un partido de la Copa de Suecia. Jugábamos contra el IFK Goteborg, que estaba dos divisiones por debajo nuestro. Había unas 200 personas en la grada. Y entonces un grupo de 10 personas empezó a gritar palabrotas, insultos misóginos. No hubo nada en particular que lo provocara; no era juego sucio ni nada parecido. Simplemente empezó y siguió y siguió.
Y no lo acepté.
Me enfadé mucho porque no puedo entender en qué piensa la gente que viene a un partido femenino, se comporta así y utiliza ese lenguaje. Se oía el eco en todo el estadio. Todo el mundo podía oírlo.
Estos insultos iban dirigidos directamente a mis compañeras de equipo. Decían cosas muy feas. Algunas de las futbolistas aún no tienen 18 años. Así que, básicamente, esta gente le gritaba a niñas.
Tampoco estoy segura de cuántos niños había en las gradas, pero tampoco deberían tener que escuchar a esa gente.
Me enfadé cuando no paró. Le pregunté al árbitro: "¿Escuchas lo que están gritando? ¿Hay algo que puedas hacer al respecto?". Me dijo que no podía, pero que iba a redactar un informe después.
También era extraño que nadie de la dirección o de la seguridad del equipo local pudiera expulsar a estas personas. ¿Cómo pudieron permitirlo durante todo el partido?
Como el árbitro no iba a hacer nada, sentí que no podía dejar de jugar y marcharme del campo. No debería depender de mí, como jugadora individual, tomar medidas durante un partido. Estoy ahí para jugar al fútbol y eso es lo que debo hacer.
Inmediatamente después del pitazo final, eché humo. Normalmente soy tranquila, serena. No me enfado fácilmente; hace falta mucho para enfadarme tanto. Me acerqué a esas personas para decirles que no aceptaba ese tipo de comportamiento. Era imposible hablar con ellos, sólo gritaban y chillaban. Lo intenté hasta que vino una de mis compañeras y me sacó de allí.
Nunca había experimentado este tipo de comportamiento. Escribí sobre le tema en las redes sociales y se convirtió en un gran problema aquí en Suecia y también en Finlandia. Todos los grandes periódicos escribieron sobre esto. Recibí más de cien mensajes de apoyo de personas que también estaban cansadas de este comportamiento. Se inició un gran debate.
Recurrí a las redes sociales porque me sentía muy triste y decepcionada. La víspera era el Día Internacional de la Mujer, cuando hablamos de los derechos de la mujer y de lo lejos que ha llegado la igualdad. Al día siguiente, voy a mi lugar de trabajo y tengo que escuchar insultos misóginos y lenguaje degradante. ¿No hemos llegado demasiado lejos?
Muchas reacciones a mi post fueron muy positivas y de apoyo, pero por supuesto también hubo gente que no estaba de acuerdo conmigo, escribiendo más blasfemias, diciendo que estaba exagerando, que era una llorona, que los jugadores masculinos tienen que lidiar con esto todos los días, y que deberíamos acostumbrarnos.
Otros argumentaron que si queremos más aficionados en el partido, deberíamos aceptarlo. No estoy de acuerdo, porque creo sinceramente que es posible apoyar a tu equipo sin utilizar un lenguaje ofensivo. Y si no puedes comportarte, entonces tienes que ser expulsado del estadio. Tienes que irte a casa, aprender a comportarte y después puedes volver.
Lo hemos discutido con los jugadores y nuestro mensaje es que no irías al lugar de trabajo de otra persona y utilizarías este tipo de lenguaje. Entonces, ¿por qué debería estar bien usarlo en nuestro lugar de trabajo?
No entiendo la lógica que hay detrás. ¿Cómo va a ayudarme a rendir mejor que mis seguidores utilicen un lenguaje que degrada a las mujeres? Si de verdad eres un aficionado, haz cosas que realmente ayuden a tus jugadores en el campo.
“Usted no iría al lugar de trabajo de otra persona y utilizaría este tipo de lenguaje, así que ¿por qué debería estar bien utilizarlo en nuestro lugar de trabajo?”
— por Linda Sällström
Recibí apoyo del Team Human Rights, que es un grupo de deportistas organizado por la Asociación Finlandesa de Derechos Humanos, interesados en cuestiones de sociedad y derechos humanos. Yo soy una de esas deportistas y hacemos campañas de vez en cuando, utilizando nuestras voces y nuestras plataformas como deportistas. Para mí, su apoyo significó mucho saber que no soy la única que tiene estos pensamientos. Es muy importante dar apoyo a las futbolistas y escuchar lo que tienen para decir.
Mucha gente me llamó valiente, pero yo no. La mayoría de la gente habría hecho lo mismo y habría dicho algo.
Inmediatamente después de lo ocurrido en Gotemburgo, nuestro club dijo que nos apoyaba al 100% y organizó antes de nuestro partido en casa contra el FC Rosengard una pancarta que decía: No al sexismo.
Tanto los equipos como los clubes querían adoptar una postura. Todos pensamos que era importante adoptar una postura.
Estoy un poco preocupada y creo que es importante posicionarse inmediatamente contra este comportamiento antes de que se convierta en la norma, porque será más difícil extinguirlo que detenerlo desde el principio. Cada vez hay más clubes grandes masculinos que invierten en su equipo femenino, lo que también lleva a muchos de esos seguidores al fútbol femenino, con el riesgo de incluir a quienes no se comportan.
Es importante poner inmediatamente los pies en el suelo y decir: 'Aquí no se acepta este tipo de comportamiento'. Estos partidos deberían ser un lugar seguro para las jugadoras y para todos los que están en las gradas. Las familias y los niños deberían poder venir y no tener que escuchar este tipo de lenguaje.
Espero no parecer demasiado ingenua. Quiero creer que es posible tener una gran multitud y que la gente se comporte. Mi mensaje no es que quiero que la gente se siente tranquilamente en las gradas, en absoluto. Mostrar emoción en las gradas y crear ambiente es lo que nos gusta del fútbol. Pero no podemos tolerar los gritos soeces y los insultos misóginos.
