- La arquera de 20 años es una de las grandes promesas del fútbol femenino de Panamá.
- En 2021 sufrió la rotura de meniscos en las dos rodillas en dos lesiones
- Su club, Universitario, y una compañía de seguros de salud no le dieron asistencia durante cinco meses y recién encontró la ayuda vital en Afutpa para poder ser operada
“Ese momento en que salí a atajar el balón en un centro. Esa caída y ese sonido en mi rodilla. Era una lesión conocida. La había sufrido en la otra pierna un año atrás y sabía lo que se me venía: semanas y semanas de rehabilitación, volver a alejarme de los campos de juego y, en el peor de los casos, tener que operarme.
Era el 30 de septiembre del 2021 y jugábamos la primera jornada de la nueva temporada del fútbol femenino con Universitario. Era casi inverosímil. En mayo de ese mismo año me había roto los meniscos de la rodilla derecha cuando jugaba para Chiriquí y llevaba apenas unas semanas recuperada. Parecía que se me venía mi mundo abajo. Yo estaba optimista, pero mi pesadilla estaba recién comenzando.
Luego de la lesión, el médico aseguró que tenía una fisura en un menisco, que seguramente me tendría que operar y que la recuperación esta vez no tendría que ser tan larga como con la rotura de meniscos de la rodilla derecha.
Sin embargo, ya en los primeros días, empezaron los problemas de comunicación con mi club a la hora de poder afrontar los costos de la cirugía. Ningún directivo se acercó a hablarme. El nexo entre la dirigencia y yo era mi entrenadora, que intentaba ayudarme siempre.
A las dos semanas de la lesión, Universitario se puso en contacto: se me comunicó que el seguro con el que contamos todas las futbolistas de Panamá no podía asumir todo el costo de la cirugía.
La situación era la siguiente: cada año, nosotras disponemos de 10.000 dólares de seguro para atender nuestros problemas de salud. Debido a los gastos para la recuperación de mi primera lesión, desde Universitario dijeron que sólo disponía de 2.000 dólares restantes de ese seguro y que todavía faltaban entre 2.400 y 2.600 dólares para costear la cirugía. El club me comunicó que se haría cargo del dinero restante, pero nunca se llevaba a cabo la cirugía. Yo preguntaba y ellos me repetían una y otra vez que había que esperar.
Pasaron los meses y no había respuesta. Ya había transcurrido casi el mismo tiempo de mi recuperación anterior y yo todavía seguía lesionada y sin poder pisar siquiera el campo de entrenamiento. La situación con mi rodilla se complicaba cada vez más. Tenía que moverme con bastón, una imagen que yo ni imaginaba tener a mis 20 años. A veces la rodilla se me trababa y me provocaba dolores insoportables.
Por eso me puse en contacto con la asociación de futbolistas de Panamá, Afutpa. Yo sabía que mi club me estaba mintiendo, que pasaba algo raro, pero no podía hacer nada sola. Desde un principio, intentamos encontrarle una salida al conflicto lo más rápido posible.
A finales de enero, Universitario me contactó para decirme que el contrato con el seguro había vencido y que ellos arreglarían con otra compañía. Pero la nueva empresa nos afirmó que no se iban a hacer responsables del costo de la operación, ya que mi lesión había ocurrido cuando trabajaba otra aseguradora.
Mi ánimo estaba por el suelo. Mis compañeras de equipo veían la situación en la que me encontraba y me decían que me tranquilizara y que intente mantenerme positiva. Pero no había de dónde aferrarme para tener la esperanza de que me operen.
El club Universitario me aseguró entonces que sus máximas autoridades se harían cargo de la operación, pero volvieron a pasar semanas y semanas y eso nunca ocurrió.
Hasta que Afutpa me hizo encontrar la luz en el camino del calvario que estaba viviendo. El 11 de marzo publicó mi problema en su portal de Facebook y la repercusión fue inmediata y enorme. Hasta medios de comunicación de alcance nacional se hicieron eco de mi historia.
Como era de esperar, una vez que tomó difusión pública el conflicto, apareció rápido la respuesta. Afutpa me comunicó que la propia Federación Panameña de Fútbol iba a asumir los costos. Finalmente, después de casi seis meses de espera, me sometí a la cirugía de rodilla el 19 de marzo, ocho días después de que la historia saliera a la luz.
Hoy todavía continúo con el proceso de recuperación y mi relación con Universitario quedó terminada. Estoy a la espera de ponerme a punto físicamente y poder encontrar un lugar en otro equipo de Panamá. Al fin y al cabo el fútbol es mi vida y sigo con mi sueño intacto de regresar a los campos de juego. Ahora sí tengo con qué creer.”