"Pilares sindicales" es una serie de entrevistas que pone el punto de mira en las personas de las asociaciones miembro de FIFPRO que se dedican a mejorar el bienestar de los y las futbolistas profesionales de su país.
El ex internacional italiano Davide Biondini habla de su trabajo con el sindicato italiano de jugadores Associazone Italiana Calciatori (AIC) y de su visión sobre el fútbol.
¿Cuál es tu función actual y cuál es tu formación?
Soy ex futbolista, jugué más de 350 partidos de la Serie A. Estuve en muchos equipos, seis, pero me encantaba porque me permitía conocer a mucha gente. Mi camino en la AIC comenzó en 2010 cuando entré a formar parte del comité ejecutivo. Cuando dejé de jugar me nombraron vicepresidente, que es también mi función actual. También soy consejero de la Federación Italiana de Fútbol, FIGC.
Como cambiaba de club tan a menudo tuve que dejar mis estudios universitarios. En aquella época no era posible estudiar en línea. Fue una de las decisiones más difíciles que tuve que tomar durante mi carrera porque estudiar te ayuda a prepararte para la vida después del fútbol y te ofrece más oportunidades en una segunda carrera. Como sindicato hacemos mucho hincapié en la educación durante nuestras reuniones con los futbolistas. Ofrecemos varios cursos para que estén preparados al día siguiente de dejar de jugar.
¿Qué es lo que más le gusta de tu trabajo en el sindicato?
El año pasado participé en dos proyectos importantes. Uno fue con ex jugadores en el Líbano, donde jugamos con gente de campos de refugiados. Fue estupendo. Siempre que hay un balón los niños pueden olvidarse de su situación cotidiana. También formamos a nuevos entrenadores, que siguen jugando con los niños cuando nosotros no estamos.
El otro proyecto era Calcio Libero (Fútbol Libre), cuyo objetivo era ayudar a los jóvenes encarcelados a reintegrarse y socializar. Nuestro mensaje era que el deporte les enseña a confiar en la gente de su equipo y que trabajar juntos es importante. Jugar en una cárcel fue una experiencia completamente distinta y más difícil por el entorno de los presos.
¿Qué tema que afecte al bienestar de los futbolistas te apasiona más?
En AIC nos esforzamos mucho por resolver el problema de la carga de trabajo. Yo era un buen jugador pero no de los mejores. No estaba tan ocupado como el actual grupo de jugadores de élite. Tienen que jugar más partidos y viajar más, mientras que sus partidos son mucho más duros y tienen menos tiempo para estar con sus familias. Tenemos que cambiar algo, no son robots. Quiero centrarme en el aspecto de la salud mental. Debemos defender la salud de los futbolistas y la calidad de los partidos.
¿Cuál fue el momento de mayor orgullo o uno de tus logros como representante sindical?
Estoy muy orgulloso de haber contribuido a mejorar la comunicación con los jugadores. Cuando yo era futbolista el sindicato sólo se comunicaba a través de su página web y su revista bimensual. Leía noticias de dos meses atrás. Cuando empecé a trabajar para el sindicat, una de las primeras cosas que intenté cambiar fue la comunicación. Creamos una aplicación y ahora podemos hablar con cada jugador en cada momento del día y compartir documentos con ellos.
Si pudieras cambiar algo en el fútbol, ¿qué sería?
Me gusta tanto el fútbol que no quiero cambiar nada. Es el mejor juego del mundo. Lo único que tenemos que cambiar es nuestra mentalidad: aceptar ganar y perder, y apreciar los partidos. Es extraño que haya violencia contra los futbolistas y falta de respeto. Mi sueño es que no haya violencia en el fútbol.
¿Hay alguien en el mundo sindical o en el deporte en general que te inspire?
Nuestros dos últimos presidentes son un ejemplo para mí: Damiano Tommasi y Umberto Calcagno. Me dieron un papel dentro del sindicato. Han mejorado la AIC y le han dado mucha más visibilidad.
En el deporte, Marco Pantani, el ciclista, era mi ídolo. Era un tipo sencillo, que creció en una pequeña ciudad donde yo también crecí, Cesena. Era especial ver a Marco entrenar cada día. Su deseo de ganar y superar las dificultades han sido fuente de inspiración para mí. Cada vez que estaba a punto de ganar una carrera importante, se lesionaba y tenía que volver a empezar de cero. Se rompió todos los huesos del cuerpo pero a la gente le encantó su resistencia. Para mi generación fue el deportista más influyente del país.
¿Cuál es tu mejor recuerdo futbolístico hasta la fecha?
Estoy orgulloso del último año de mi carrera. Jugué a un nivel mucho más bajo para ayudar al equipo de mi ciudad, el Cesena, que es también el club donde empecé mi carrera. Acababan de quebrar y querían volver a la categoría profesional, la Serie C. Fue un gran cambio para mí porque hasta que llegué ahí había jugado sólo en la Serie A. Tuvimos que empezar de cero y ganamos el campeonato. Emocionalmente fue el mejor año de mi carrera.
¿Quién es tu futbolista favorito de todos los tiempos y por qué?
Roberto Baggio. Cuando jugaba con la selección era el jugador que gustaba a todo el mundo. No importaba a qué equipo apoyaras, porque Roberto Baggio era Roberto Baggio y él era Italia. Para mí es el mejor futbolista que ha tenido Italia.
¿Qué te motiva a diario?
La oportunidad de ayudar a los jugadores, que representan la parte más bonita del fútbol. Es una gran sensación ayudar a los jóvenes a mejorar su vida durante o después de su carrera. Es una cuestión de mentalidad. Yo solía ser boy scout y hacía mucho trabajo comunitario con mis amigos. Creo que muchos futbolistas tienen una actitud similar porque tienen que trabajar juntos todos los días y compartir muchas emociones. Los jugadores tienen varias habilidades para ser muy buenos tanto fuera como dentro del campo y tenemos que hacerles comprender el poder que tienen.
