Lucia Ondrusova

Lucia Ondrusova: "Cómo un coach de salud mental marcó una diferencia positiva en mi vida"

Historias de futbolistas

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La exfutbolista eslovaca, de 35 años, fue la primera en alcanzar los 100 partidos internacionales con su selección. Jugó en el AC Sparta Praga, el FC Colonia, el FC Basilea, el Hellas Verona y el FC Neunkirch.

Hubo una temporada durante mi carrera como futbolista en la que perdimos varios partidos seguidos. Llegamos a un punto en el que realmente teníamos que empezar a ganar para mantenernos en la liga. Parecía que cada punto tenía potencial de ser decisivo.  

La presión era enorme y la llevaba conmigo después de cada partido. Por las mañanas tenía la sensación de que no podía salir de la cama. No podía ir al trabajo sintiéndome así y que un entrenador me gritara a mí y a mis compañeras cuando ya me encontraba al límite. 

Pero por supuesto me levantaba. Me esforzaba. Iba a los entrenamientos. Lo daba todo. Pero no era suficiente. Mi cabeza no estaba en el lugar adecuado para poder rendir al máximo. No importaba cuánto me esforzara, simplemente no me encontraba mentalmente en forma en ese momento.  

En el fútbol se tiene mucho cuidado para evitar lesiones físicas, cualquier cosa que pueda entorpecer nuestro rendimiento o acortar nuestra carrera, pero a veces olvidamos que nuestra salud mental también es crucial para nuestro juego. Si te sientes bien, juegas bien. Si te sientes bien, juegas mejor. 

Cuando me fui al AC Sparta Praga, un club en el que antes había estado muy a gusto, me costó mucho adaptarme y llegué a un punto en el que se notaba que no rendía, así que la gente empezó a preguntarme qué me pasaba. No podía describirlo. Entonces me di cuenta de que necesitaba apoyo profesional para recuperar una mentalidad sana que me permitiera seguir jugando.

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Lucia Ondrusova jugando para el Sparta Praga

Lamentablemente el club no tenía un coach de salud mental y muchas de las jugadoras y otros miembros del personal no lo veían necesario. Tuve que hacerlo de forma privada. Para mí supuso una gran diferencia.  

Los resultados no fueron inmediatos, requirieron tiempo y práctica. Pero con el tiempo fui capaz de ver algunos beneficios reales, igual que si el objetivo hubiera sido fortalecer el cuerpo en lugar de la mente.  

Me hizo darme cuenta de lo poco que hablamos de salud mental a nivel profesional como futbolistas y del potencial de mejora que podría suponer la introducción de un coach de salud mental en el entorno de un club. Los jugadores no deben tener miedo a decir que no se sienten bien, deben sentirse lo bastante seguros como para reconocer que existe un problema y luego recibir apoyo mientras toman las medidas necesarias para solucionarlo, al igual que con cualquier otro problema de salud.  

Por supuesto, como futbolistas podemos discutir entre nosotros cómo nos sentimos, pero no tenemos las herramientas para resolver nuestros problemas de forma profesional. Nuestros superiores deberían preocuparse por nuestra salud mental tanto como por la física, sobre todo porque, según mi experiencia, es responsable de más del 50 por ciento de nuestro rendimiento.  

En la selección nacional tenemos acceso a un coach de salud mental y, como equipo, es algo que agradecemos enormemente. Al principio fue extraño porque nunca habíamos experimentado nada parecido. Recuerdo que en nuestra primera sesión de grupo me puse muy nerviosa cuando nos preguntaron si teníamos algún problema.

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Lucia Ondrusova, celebrando los 100 partidos internacionales con Eslovaquia

No estaba acostumbrada a interactuar de esta manera así que no tenía ni idea qué esperar. Pero en cuanto abrí la boca y empecé a hablar, sentí que se me quitaba un gran peso de encima. Acababa de dar el primer paso para abrir la comunicación con mi equipo y me sentí increíble, más aún cuando empezamos a trabajar juntas en nuestros problemas.  

El coach ha ayudado mucho al equipo, creando un espacio sano para comunicarnos como grupo. Es algo que me encantaría que se implantara a nivel de clubes en Eslovaquia y, por supuesto, en todas partes.  

Hace poco me retiré del fútbol profesional, así que estas mejoras serían para las generaciones futuras más que para mi propio beneficio. Pero no puedo evitar preguntarme cómo habrían cambiado las cosas si hubiera tenido a mi disposición un coach de salud mental en una etapa anterior de mi carrera.  

Al poco tiempo de retirarme me decidí a declarar públicamente mi homosexualidad. No era el fútbol lo que me impedía compartir abiertamente esta faceta, sino el miedo al rechazo de mis padres. Cuando dejé de jugar decidí que no quería seguir ocultándoles este secreto.  

Fue un proceso emotivo para mí y un gran alivio cuando me dijeron que seguían queriéndome. En el fondo siempre supe que sería así, que necesitarían tiempo para adaptarse pero que nunca me rechazarían. Pero el miedo siempre estuvo ahí hasta que se los conté. Ahora, solo oírles decir el nombre de mi novia en voz alta y preguntar por ella puede parecer un pequeño paso, pero significa mucho para mí.  

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Lucia Ondrusova, junto a sus padres
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Lucia Ondrusova posa con su pareja
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Lucia Ondrusova, en Colonia (Alemania)

Aunque no fue el fútbol lo que me impidió compartir esta faceta mía, me pregunto: ¿habrían sido diferentes las cosas si mi salud mental hubiera estado en mejor situación durante mi carrera, si hubiera tenido una forma más sana de afrontar el estrés de jugar, si tal vez hubiera tenido la capacidad de procesar esto al mismo tiempo? 

Siempre he sido futbolista. Siempre he sido gay, aunque intentara negarlo en algunos momentos de mi vida, y salir del armario no me ha cambiado como persona. Pero mantener en secreto esta parte de mi identidad repercutió en mi rendimiento como jugadora, al igual que en otros aspectos de mi vida. Pensaba en eso todos los días.  

Ojalá nadie tuviera que salir del armario. Ojalá todos pudiéramos aceptar automáticamente a los demás independientemente de a quién amen pero, por desgracia, ese no es el mundo en el que vivimos ahora. En mi caso sé que tomé la decisión correcta cuando decidí compartir esta faceta de mi vida. Ojalá hubiera estado preparada antes.  

Ojalá hubiera podido anunciar que era una futbolista eslovaca gay y aprovechar al máximo cualquier plataforma que tuviera para humanizar la homosexualidad de cualquier manera posible. En estos momentos, especialmente en Eslovaquia, existe un sentimiento político y social muy negativo hacia la comunidad LGBTQIA+ y creo que es importante que los futbolistas participen en la lucha contra esta lacra.  

La gente me elogió por mi valentía cuando salí del armario, pero eso no es algo que yo quisiera oír. En un entorno seguro no necesitarías ser valiente para ser quien eres y amar a quien amas. Para mí, la estabilidad mental y una conversación abierta son factores muy importantes para crear esto.  

Siempre me ha gustado jugar. Soy futbolista. Me he sentido yo misma durante casi toda mi carrera, pero si hubiera recibido lo que ahora considero que es el apoyo mental necesario, creo que habría tenido menos dificultades.  

Mi esperanza es que los jugadores jóvenes del fútbol actual no se hagan estas mismas preguntas cuando llegue el momento de colgar las botas y que aprendamos a hablar de la salud mental como un factor fundamental del fútbol. Si lo conseguimos, creo que desencadenaremos un enorme potencial de progreso dentro y fuera del campo.