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Mel O'Connor: dominar la mente, la próxima frontera en la formación de futbolistas

Sobre el autor
En estrecha colaboración con atletas, entrenadores y organizaciones, Mel O'Connor supervisa la implantación del sistema OKKULO, desde la evaluación comparativa inicial hasta la activación completa. Antes de fundar OKKULO, Mel pasó más de una década en la industria de la televisión y el cine como creativo, experiencia que moldeó su capacidad para convertir ideas complejas en entornos convincentes del mundo real.
Por Mel O'Connor
Desde que trabajo en este ámbito el fútbol ha estado obsesionado con el cuerpo. Hemos medido todo lo que hemos podido: cada latido, cada sprint, cada gota de esfuerzo. Los rastreadores GPS, la biomecánica y la monitorización de la carga nos han proporcionado una extraordinaria visibilidad de cómo se mueven los jugadores y cómo se recuperan. Con tiempo y datos suficientes, hemos llevado el aspecto físico del rendimiento hasta sus límites.
Y precisamente por eso el próximo avance no vendrá de las piernas. Vendrá de la mente: de los ojos, de la percepción, de las decisiones en fracciones de segundo que dan forma al juego moderno.
El pico físico y los rendimientos decrecientes
Al más alto nivel, todos los clubes disponen ya de montañas de información. Conocen cada metro que recorre un jugador, lo rápido que acelera, el estado de su sistema nervioso antes del entrenamiento, la calidad de su recuperación después de los partidos. Los programas de fuerza se adaptan hasta el microciclo. Incluso una mínima mejora física puede llevar meses de trabajo e implica el riesgo constante de sobrecarga.
En realidad, el techo físico ya está al alcance de la mano. Todavía existen ganancias, pero son cada vez más pequeñas y cada vez más costosas.
Así que cuando pienso en lo que cambia un partido o lo que separa a un buen jugador de otro que hace que el juego parezca lento a su alrededor, no es otro aumento marginal de potencia o velocidad. Es lo que ocurre en el espacio que precede al movimiento del cuerpo, el momento en que la información se asimila, se procesa y se convierte en acción.
Ahí es donde está empezando el verdadero cambio, que está abriendo un capítulo completamente nuevo para el desarrollo de los y las futbolistas.
Entrenar la mente a través de los ojos
La preparación mental no es nueva, pero históricamente ha vivido al margen del ritmo del fútbol. Técnicas como el mindfulness (focalizar la atención en el tiempo presente) o la visualización tienen valor, pero se sitúan al margen del entrenamiento y no dentro de él.
Lo que estamos aprendiendo ahora es que la percepción y la cognición deben entrenarse en contexto, en entornos que se parezcan al fútbol, en los que el cerebro trabaje con la misma intensidad, ruido e incertidumbre que en un partido. Cuando se desafía a los ojos, se desafía a la mente y, de repente, un jugador empieza a procesar las situaciones más rápidamente, a anticiparse antes y a actuar con más claridad.
En mi trabajo he visto de primera mano lo rápido que puede cambiar la percepción y lo profundamente que influye en el movimiento. Cuando los jugadores entrenan de la forma en que conocen el juego, todo lo demás se agudiza con ello: la sincronización, las reacciones, las decisiones.
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La nueva ola de herramientas para el entrenamiento mental
En el deporte están surgiendo nuevas tecnologías que ponen de relieve el aspecto mental. Algunas utilizan sistemas EEG ligeros para conocer la concentración o la fatiga cognitiva. Otras exploran la neurorretroalimentación, ayudando a los deportistas a reforzar la atención o la capacidad de recuperación mediante tareas controladas.
También está aumentando el interés por el entrenamiento sensorial y perceptivo, herramientas que ayudan a los jugadores a leer antes las señales, juzgar la distancia bajo presión o reaccionar más rápidamente al movimiento a su alrededor. Estos métodos no sustituyen al trabajo físico, sino que multiplican su efecto.
En mi opinión, el progreso más interesante se produce cuando el propio entorno se convierte en la herramienta de entrenamiento, cuando los jugadores pueden cuestionar sus percepciones dentro del flujo natural del fútbol (o de cualquier otro deporte) en lugar de entrar en un laboratorio o en una simulación. Ahí es donde se asienta el aprendizaje. Ahí es donde la percepción, la cognición y el movimiento empiezan a funcionar como uno solo.
Por qué es importante
La diferencia entre reaccionar y anticiparse puede ser la diferencia entre ganar y perder. Los milisegundos que se ahorran en reconocer una línea de pase o leer la forma del cuerpo de un adversario a menudo deciden los momentos más importantes.
El entrenamiento cognitivo y perceptivo no consiste en obtener métricas abstractas, sino en agudizar el motor de decisión del cerebro cuando chocan la fatiga, la presión y la velocidad.
Y hay beneficios más profundos. Mejorar las vías sensoriales puede favorecer la salud neurológica a largo plazo. La carga cognitiva influye en la recuperación. Comprender la fatiga mental puede ayudar a prevenir el agotamiento, algo de lo que todos los futbolistas, entrenadores y sindicatos son cada vez más conscientes.
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Lo que viene después
No creo que estemos lejos de un mundo en el que la preparación cognitiva se sitúe junto a los datos de frecuencia cardiaca, en el que las puntuaciones de percepción se revisen con la misma seriedad que las métricas de sprint y en el que los entornos de entrenamiento se adapten al estado mental del jugador en cada momento.
Veremos sesiones híbridas que combinan el esfuerzo físico con momentos de intensa toma de decisiones. El personal controlará las bajadas de concentración del mismo modo que controla la fatiga muscular. Y, con el tiempo, veremos una generación de jugadores cuyo desarrollo ha sido moldeado no sólo por el acondicionamiento, sino por cómo perciben e interpretan el juego.
El fútbol siempre ha recompensado la inteligencia. Ahora por fin tenemos las herramientas para entrenarla.
El cuerpo nos ha llevado tan lejos como ha podido. El siguiente salto: el que cambia la forma en que los jugadores se preparan, compiten y se recuperan, está detrás de los ojos.
Este cambio creará potencialmente claridad, agudizando la percepción y dando a los atletas la capacidad de ir un paso por delante en un deporte cada vez más rápido.
El futuro del fútbol estará marcado por jugadores que no sólo estén preparados físicamente, sino también cognitivamente afinados, perceptivamente agudos y mentalmente adaptables. Hacia allí se dirige el rendimiento y, en más de un sentido, el viaje no ha hecho más que empezar.
Acerca de OKKULO
OKKULO está redefiniendo el rendimiento humano a través de la ciencia de la luz. Basado en décadas de neurociencia visual, OKKULO utiliza la manipulación controlada de la luz ambiental para acelerar el procesamiento perceptivo y cognitivo, permitiendo a los atletas ver, pensar y reaccionar más rápido en entornos reales. Nuestro sistema patentado mejora los seis pilares visuales básicos que sustentan el rendimiento de élite, desde la velocidad de reacción y la anticipación hasta la conciencia espacial y la precisión en la toma de decisiones.


